viernes, 10 de mayo de 2013

Los sentidos



Tras leer el primer capítulo de "El Perfume" de Patrick Suskind y algunos otros textos literarios relacionados con los sentidos, como algún fragmento de "Como agua para chocolate" de Laura Equivel, componed un relato explotando la narración acerca de los sentidos y publicadlo en este post.

12 comentarios:

  1. Alba de mis Sentidos

    Despertar con el olor a carne descompuesta de mi canina compañera, mientras menea su cola al tictac de mi reloj… ¡Maldito sea su pip repetitivo!; tal cual campanilla de esas que anunciaban la cena tiempos atrás, retumbara cerca de tu oreja.
    De pie, mirarme al espejo, ver mi pálido reflejo, de ese hombre que solo piensa en regresar a su nido.
    Ahora, sentir una potente puñalada de vida, liquido frío, sutil, peligroso.
    De repente, allí, quebrando una cascara, que se escucha como la ruptura de un hueso, vierto su líquido, semejante a la baba de un bebe.
    Entonces, sentado, doy paso al esponjoso y levemente crocante momento de ingerir, tragar, suplirme, mientras dejo perder mi mirada en las montañas enmarcadas por un ventanal.

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  2. Cinco pétalos son suficientes:

    El clima era nublado, las nubes habían pasado el día entero ocultando al sol. Las gotas de lluvia habían estado rociando la ciudad todo el día. Y Nicolás, estaba seguro de que era un buen día para morir. En su habitación recordaba las historias que le contaba su abuela cuando era niño. Nicolás recordaba con recelo el día inolvidable que su abuela le explicó lo que sentiría al morir.

    Lo primero que perdería Nicolás cuando la muerte lo fuera a buscar a sus noventa y un años, sería su vista. El rostro triste que lo miraba en llanto mientras apretaba su mano, sería el último que habría visto. Luego, la muerte vendría por su sentido del olfato. Olfatearía por última vez ese olor que tanto odiaba, el de la tierra húmeda. Sin embargo, estando totalmente semi-muerto, seguiría escuchando los tristes llantos de su esposa, sentiría a su hija mayor apretando su mano por última vez, pero esto no sería por mucho tiempo.

    El sentido del tacto lo abandonaría. Ya no volvería a apreciar el calor de un abrazo, no sentiría los delgados y fríos dedos de su hija apretándolo, dejaría de notar la cálida cobija que lo abrigaba. Habría pasado a ser en un insensible cubo de hielo. Sin embargo lo más doloroso sería sentir como el último pétalo era el que más dolorosamente lo abandonaba. Sin poder ver, oler ni sentir; la muerte se burlaría de él al dejarlo escuchar los últimos llantos de quienes lo rodeaban. Esas súplicas, gritos, palabras de apoyo; lo acompañarían suavemente, hasta llegar a ser tan suaves que desaparecerían en un inhóspito limbo.

    Según la abuela de Nicolás, lo único reconfortante sería saber que no sentiría el sabor de su saliva, pues muy probablemente su lengua habría dejado de funcionar correctamente con días o tal vez meses de anticipación, convirtiendo la tarea de comer en una simple rutina.

    Ahora que había perdido esos cinco pétalos que le habían dado sentido a su vida, Nicolás se había convertido en una inhóspita y melancólica flor sin pétalos.

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  4. Para disfrutar el mundo con sus distintos colores, sus aromas, sus sonidos, la textura de las flores, tengo mis cinco sentidos.

    Con mi vista veo violetas, nubes, globos y cometas, y aprendo cómo es el mundo en mis libros predilectos.
    Disfruto el cine y la tele, estrellas y amaneceres, y distingo las facciones de amigos.
    Con ella aprecio las formas y disfruto los colores de juguetes favoritos, y contemplo las piruetas graciosas de mi perrito.

    Con mis oídos percibo Guitarras y llanto. Los pitos de los carros, el canto de los pájaros y la voz de mis abuelos.
    Con mis oídos escucho el ulular de sirenas, aprendo a decir "te amo" en idiomas extranjeros, y oigo risas y canciones en el parque de la escuela.

    Con el tacto, que reside en las yemas de mis dedos y el exterior de mi piel, puedo apreciar muchas cosas que mis oídos no captan y mis ojos nunca ven.
    Si el agua es tibia o helada, si la almohada es dura o blanda, los besos y las caricias, si el aire es frío o es cálido, la suave piel del bebé, las espinas de las rosas y las formas de las cosas.

    En mis narices reside el sentido del olfato.
    El me trae los perfumes de rosas y de jazmines, de piñas, mangos, vainilla, de pan recién horneado y el pasto recién cortado,
    de pasteles y pescado, y me alerta diligente si algo se encuentra dañado.

    Luz Stella Serrano
    U00061219

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  5. Judas camina a pasos lentos

    arrastra sus suelas ya desgastadas por su torpe paso, va sin ánimos, como si no necesitase llegar a ningún lugar, camina observando el color asfalto en las calles, sintiendo cada grieta y piedra que en el suelo yace, olfateando ese olor a gasolina, el sudor del rebaño.
    Desgraciado Judas una pulga de este rebaño, con brazos delgados y un aliento oxidado, llega a su hogar, pondrá fin a la desdicha de ser solo uno más de este antes verde mundo. Busca al lado de su cama, en una mesa con tres gavetas, saca un gran brillante acero con mango y tambor, con 6 soldados de plomo y lata, frota su cien sudorosa, a ella dispara.

    Diego Lizarazo
    U00061425

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  6. Elogio al Oído


    Parece que están en los cierto. Así es, esos lunáticos orientales están en lo cierto, esa realidad tan objetiva que considerábamos no es nada más que una ilusión fantasmagórica. Todos los sonidos, los olores, los colores, las texturas y los sabores suceden únicamente en nuestro cerebro. El universo es profundamente silencioso.

    El oído que puede parece tan sencillo y simple tiene cualidades que los demás sentidos envidiarían. Comparado con el ojo tan moderno el oído es más mecánico pero tiene la habilidad para saber de donde provienen los sonidos. Es una gran ventaja si lo comparamos con la nariz que no sabe detectar de donde proviene ese gas que paso con impunidad.

    Además el oído tiene un zoom acústico que le permite escoger qué quiere escuchar. Puede ignorar varias conversaciones y concentrarse en lo que se dicen, en el otro lado del salón, su mujer y ese apuesto señor que la tiene tan entretenida.



    Claudia Aguilar

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  7. El sentido mas importante:

    Cuando nacemos lo primero que hacemos los seres vivos es abrir los ojos o intentar abrirlos. Con ellos podemos observar lo que hay en el entorno, y conocer a todas las personas que se acercan. La vista, como uno de los primeros y mas importantes sentidos que hay, nos permite observar a aquellas personas nos encontramos día a día; ver los maravillosos colores que nos rodean; caminar sin tropezarnos; hacer nuestras rutinas personales sin equivocarnos; diferenciar la comida que comemos y muchas otras cosas mas.

    También la vista tiene sus defectos, sus contras. Es un sentido que a veces no esta bien. Aquellas enfermedades que llegan a las personas, como la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo, la presbiopía.

    Ahora como se sabe que la vista es un sentido muy importante, debemos cuidarla.

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  8. Hoy sentí por primera vez el sabor del amor, sentí ese olor de la pasión recorriendo mi cuerpo hasta llegar a mi cerebro. Vi como las flores florecen esperando la llega del pica flor.
    Toque con mis manos el cariño que se siente al verse interesado por una persona. Descubrí como oír el llamado del corazón. Aprendí como saborear e interpretar los sentimientos del alma para satisfacer y llegar a comprender lo que se vive y se siente cuando en el alma se encuentra un amor presente.

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  9. Fue ese día cuando al salir del trabajo , las calles se tornaban más grises de lo que comúnmente están y fui a visitar a un enfermo, ingrese a la unidad de cuidados intensivos , cruce el infinito pasillo radiante de limpieza y como si se tratara de incubadoras gigantes ingrese a una de ellas, en esta estaba un joven como de veintiséis años de edad agonizando a causa d cancer en sus pulmones emitiendo cada ocho segundos una tos como de perro que le perturbaba. Se veia un poco angustiado al mirar a su familia , pensando en esa mujer indefensa y ese niño pequeño que jugaba junto a la camilla como si nada pasara, era un hombre de ojos azules que en el momento se tornaban apagado, tristes, pero al mismo tiempo aplacado como quien ya sabe y ha asimilado su destino.
    Fue allí en ese momento donde me inundo el miedo de pensar en morir, algo que no podia eludir, ahi estaba en frente la muerte ¿ Qué pasaria luego con él? era mi continua pregunta o en realidad ¿ Qué pasaria conmigo? lo miraba y me preguntaba al ritmo del segundero del reloj ¿Cómo puede estar tan tranquilo? ya no regresaría a su casa ya no besaría a su hijo, ya no amaria más a su esposa, dejaría todo. Pararia de moverse en el mundo y el mundo como si nada seguiria... Ese día en esa urna el unico sentimiento que me invadia era el miedo.

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  10. LOS SENTIDOS

    El mundo esta lleno de colores, sabores, olores y texturas que día a día vamos descubriendo gracias a nuestro cuerpo y a pesar de que todos los seres humanos reconocemos los mismos elementos en el ambiente que nos rodea, la forma en la que cada uno percibe estos es lo que nos permite crear nuestra propia realidad.

    Cuando saboreamos un dulce pastel de chocolate o fruncimos el seño por unas gotas de limón, cuando sentimos los suaves pétalos de una flor amarilla o nos lastimamos con el rudo asfalto y deleitarse con el sonido del agua cuando cae son pequeñas experiencias sensitivas que interpretamos cada uno para crear historias.

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  11. SOLO VEO EL AGOTAMIENTO DE MIS SENTIDOS

    Ese olor amargo que percibe mi nariz, no se si es de flores de hace un mes o estiércol de becerro mojado después de una larga lluvia. La oscuridad de esta noche hace que mis ojos queden indefensos de la luz mientras camino por este sendero de tierra y cultivo de caña acompañado por los caracolíes gigantes. Sin embargo mis piernas tratan de quedar inmóviles por el frió de la niebla que traspasa mi pantalón, pero el estallido de una mecha hace que se desplomen al sentir que mi cuerpo se vuelve pesado.

    Mi cabeza se detiene al ver que la caña larga y filosa se empieza a mover a trescientos sesenta grados continuamente mientras mis oídos retumban entre ellos el inagotable sonido de una guitarra desafinada, trato de hablar, pero mi dentadura produce un dolor fuerte al cabecear contra el suelo el tobogán de costales blancos rellenos de arena y piedras. Atónito no sé que sucede, solo veo cerca de mi ojo una luz de una linterna que se acerca lentamente y desaparece frente a mí al escuchar el clic del botón de encendido. Solo siento en esta oscuridad silenciosa, pequeñas gotas que se deslizan entre mi cabello haciendo que se empoce alrededor de mi cuerpo y mi rostro inerte la humedad de un charco de agua.

    Ese liquido que no observo pero que es interno y que parece ser agua, es sangre que se derrama por el disparo que produjo Ric Salocin de su revolver calibre treinta y dos sobre mi cabeza. Ahora me queda esperar a que mis parpados se cierren lentamente, y mis sentidos se agoten con ellos.

    Nicolás Rincón
    U00076185

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  12. Salí de mi casa con los auriculares puestos, a todo volumen, como era habitual cada mañana. Cerré ambas puertas mientras en mi cabeza sonaba algo de Extremoduro, apenas si pude escuchar el ruido que hicieron al cerrarse. Encendí un cigarrillo y me quede de pie, frente a la casa, esperando el bus para ir a trabajar. Apenas si le había dado dos caladas y vi llegar el bus, con el letrero en la ventana delantera que ponía: Ruta 28. Apague el cigarrillo y me subí. Ubique un puesto vació al fondo, la verdad casi todos estaban vacíos, era de los primeros en la ruta. Baje el bolso de mi espalda, me senté, me acomode. Para la hora, ya sonaba Daft Punk, Technologic, si mal no recuerdo. Cuando el bus arranco percibí un olor a viejo, pero no era el olor de algún mueble viejo, eta mas el olor de una persona vieja, de un anciano. El olor se hizo mas y mas fuerte. Mientras los scratches electrónicos masajeaban mi cabeza, yo, extrañado, me preguntaba de donde provenía ese olor. La silla, depronto, fue lo primero que pensé. Luego lo descarte. No podía ser la silla. El olor, era mas como a ropa vieja, húmeda. Pensé por un momento que aquel penetrante olor, que ya pasaba a asfixiarme, podría provenir de mi. Imposible! pensé. Sin embargo, acerque mi nariz a mi camisa para olfatearla. De nada sirvió, a mi nariz ya todo le olía a viejo! Intente no entrar en pánico. Hice un recuento en mi cabeza, el olor no podía salir de mi. La camisa y el pantalón que llevaba puesto, habían sido lavados en día anterior, al igual que las medias y la ropa interior, eso si, sin contar la cantidad de perfume que vertí sobre mi ropa antes de salir. No, No, no! Ese pútrido olor a viejo no podía ser yo! El bus se detuvo. El olor bajo unos "olibeles" (decibeles aplicados a los olores). La puerta se abrió, y entro una chica con maquillaje azul en sus ojos, y brillo cereza en sus labios. No entendía porque se maquillaba tanto, tenia girasoles en los ojos y el cabello rubio, era una Dios! Una Diosa, disfrazada de chica normal. Camino por el bus y se sentó en uno de los puestos vacíos, uno de los puestos lejos de mi, por supuesto. Daba igual, el olor a viejo había desaparecido. El bus estaba impregnado de un olor dulzón exquisito.

    William Sandoval
    U00069132

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